Lo viejo es oro

 

No te ha pasado que cada vez que quieres comprar algo nuevo, intentas buscar algo de segunda mano con sus años… algo auténtico.
Es porque, salvo las nuevas tecnologías que antes no existían, la mayoría de los objetos de los que nos rodeamos son muy similares a cuando se inventaron. Cuanto más «low-tech» es un objeto, menos probable es que haya mejorado al principio.

Teniendo en cuenta esta tendencia, un objeto que sigue existiendo y funcionando bien décadas después probablemente esté diseñado y construido mejor que la mayoría de los nuevos que se pueden encontrar hoy en día. Esto puede explicarse por el efecto Lindy, que esencialmente afirma que cuanto más tiempo haya sobrevivido algo hasta ahora, más probable será que sobreviva en el futuro.

La Braun Citromatic

¿Qué mejor manera de disfrutar de naranjas que haciendo zumo recién exprimido?

Un ejemplod de simplicidad, que se estudia en las escuelas de diseño es el exprimidor de cítricos motorizado, el Braun MPZ 2 Citromatic. Su forma sencilla y sin muchos adornos te atrae inmediatamente. Por menos de 20 euros, todo una ganga

Tiene una larga historia de casi medio siglo de vida.

«citromatic» es un exprimidor eléctrico de cítricos y fue ideado por primera vez en 1972, después de que Braun adquiriera la empresa española Pimer y comenzara a producir nuevos equipos en la sede de esta en Barcelona. El producto, también conocido como «MPZ 2», es obra conjunta de Dieter Rams y Jürgen Greubel. Destinado específicamente al mercado español, pronto se convirtió en un éxito de ventas en multitud de mercados

Se vendió durante casi tres décadas y sólo sufrió pequeños cambios durante su vida. Aunque se dejó de fabricar en los años 90, hace unos años se lanzó una versión actualizada.

Lo que lo hace tan duradero es su simplicidad. La electrónica no es complicada, es sólo un interruptor y un motor. Mecánicamente, el dispositivo es bastante simple también y probablemente nunca necesite piezas de repuesto.

Diseño discreto, pero pensado

El Citromatic tiene éxito porque fusiona a la perfección su funcionamiento con su aspecto. Esta perfección continúa en los detalles más pequeños que no son obvios a primera vista.

Por ejemplo, la boquilla se puede subir y bajar para detener el flujo de zumo. Esto facilita la sustitución de un vaso lleno por otro vacío.

Después de hacer un poco de zuma, la limpieza es fácil. La parte superior de la unidad se separa en piezas individuales, dejando sólo el mecanismo del motor debajo. Cada una de estas piezas se lava fácilmente antes del siguiente uso.

Son los pequeños detalles como éste los que hacen que un objeto sea tan agradable de tener. Y lo que es más importante, hablan de por qué la gente sigue usándolos décadas después.

 

Paso 1: Pues a comer un buen zumo!

Este paso es el más importante. Selecciona a mano las naranjas más frescas y maduras. Es un lujo que las tiendas y restaurantes que sirven zumo fresco no tienen por la escala a la que operan.

Puedes encontrar todo el año… hay muchas clases.. (Navelate, Navelina… ) Deben ser un poco blandas, pero duras. Aléjate de las naranjas duras y huecas. Pueden ser fibrosas y duras. Si te gusta el zumo frío, coloca las naranjas en la nevera durante unas horas como mínimo.

Este es el paso que mola más. Coloca un vaso bajo la boquilla y empuja una mitad de naranja hacia abajo en el exprimidor. Aquí es donde el Citromatic se disuelve en el fondo. La atención se centra ahora en la transformación de la naranja en un vaso de zumo frío.

El motor interior emite un zumbido pero no es ruidoso ni cacofónico como el de una licuadora. Gira con la suficiente velocidad y par para extraer el zumo, pero no lo suficiente como para que te moleste. Realmente el ruido es muy importante. Sensación de solidez, fuerza pero de una forma harmónica.

Paso 4: disfrutar

No hay nada como un vaso de zumo de naranja hecho con tus manos.. y el Braun Citromatic 🙂

¡¡Y a disfrutar de un Zumo fresco !!

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